20 Hábitos para ser un mejor Hombre en el 2020

 
 
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La siguiente lista es sencilla pero te dará tremendos resultados. Aunque es posible, no es necesario implementarla toda, puedes seleccionar solo los puntos que más te llamen la atención. Ahora bien, si adoptas al menos uno al inicio de cada mes, descubrirás que al final del año ¡habrás adoptado 12 hábitos transformadores que impulsarán tu vida para siempre!

1. Consigue un reloj despertador.

Lo primero que hacemos al despertar marca la pauta por el resto del día y puede perjudicar toda nuestra vida. Si lo primero que hacemos es ver nuestro teléfono, estamos asentando un fundamento demasiado superficial. Te recomiendo no tocarlo hasta haber hecho algo que represente tu esencia como orar, leer tu Biblia, hacer ejercicio, etc.

2. Lee la Biblia diariamente.

No leas apresuradamente para cumplir un requisito, disfruta cada palabra permitiendo que todo el peso de su contenido caiga en tu espíritu; saborea el significado como un buen corte de carne fina meditando detenidamente en lo que dice y la manera en que el mensaje se aplica a tu diario vivir.

El Apóstol Pablo dijo que nuestra fe crece al oír la Palabra de Dios.

Leer en voz alta activa nuestras neuronas cerebrales porque no solo lo estamos viendo con los ojos, sino que también lo escuchamos con el oído, redoblando su efectividad en nosotros. Inicia cada día con un Proverbio para obtener sabiduría y termina cada día con uno de los Salmos que están llenos de paz y esperanza. Además lee un capítulo de uno de los Evangelios o de Hechos y otro de las cartas Pastorales, así como un capítulo del Antiguo Testamento.

3. Ora.

Hagamos tiempo para conversar con Dios. Jesucristo constantemente se apartaba para refugiarse en el Padre. De esa intimidad provienen la sabiduría, la fortaleza y la dirección. Conversa con tu Padre celestial, asegúrate de que tu tiempo de oración no se reduzca a una simple lista de peticiones, sino que madure en una conversación, en un intercambio de ideas y sentimientos que te retroalimentan de la esencia y la magnificencia del Señor. Permite espacios de silencio para escuchar la voz de Dios y descubrir su corazón.

4. Memoriza un versículo de la Escritura cada semana.

La Biblia está llena de promesas para aquellos que tomamos el tiempo de meditar y atesorar la Palabra de Dios en nuestros corazones. Escribe un versículo que hable a tu vida en el momento y ponlo en un lugar visible como tu coche, tu escritorio o el espejo del baño donde lo veas todos los días y puedas repetirlo en voz alta. Al cabo de una semana, podrás repetirlo de memoria no solo en tu mente, sino también en tu corazón. Búscalo en la Biblia y lee el contexto en que fue escrito y medita al respecto en tus ratos libres, esto enriquecerá tu comprensión de las Escrituras aún más y te guardará del error.

5. Lee un libro cada mes.

Te sorprenderá saber que la mayoría de los libros promedio solo requieren de cinco a siete horas para leerse de pasta a pasta. ¡Eso significa que con dedicar tan solo 15 minutos al día puedes leer un libro cada mes! Todos tenemos 15 minutos que podemos dedicarle a la lectura aunque sacrifiquemos un rato de Netflix o ESPN.

6. Beber agua.

Es un desperdicio de calorías tomar bebidas azucaradas como refrescos o aguas de sabor. Esto incluye los refrescos dietéticos, que además, son nocivos para la salud. Dios creó la mejor bebida para el ser humano, el agua natural. Si no le encuentras el gusto, exprime un limón en cada vaso (¡la mejor vitamina C!).

7. Empieza un programa de entrenamiento de fuerza.

Ya seas totalmente sedentario o acostumbres hacer ejercicio, a todos nos beneficia un poco de resistencia, ya que estos ejercicios elevan nuestros niveles de testosterona, nos dan mayor virilidad y promueven nuestra salud en general. Puedes empezar con un sencillo juego de mancuernas o con ejercicios de resistencia usando el peso de tu propio cuerpo.

8. Regala por lo menos un cumplido cada día.

La gente está ansiosa de ser reconocida y no nos cuesta mucho ser parte de ese ánimo que tanto necesitan. Esforcémonos en observar más la conducta de los demás, de modo que, cada vez que hagan algo bien o expresen alguna cosa acertada, estemos listos para validarlos verbalizándolo en voz alta. No olvidemos a los miembros de la propia familia, si lo hacemos diariamente, veremos un cambio bastante favorable en su actitud.

9. Invita cada semana a alguien que admiras a tomar un café.

Aprovecha el tiempo para hacer preguntas, aprender de su vida y de los hábitos que le han convertido en la persona que es. No desperdicies el tiempo hablando de ti mismo y pontificando en las cosas que has hecho, más bien, absorbe su sabiduría con preguntas pertinentes.

10. Toma una corta caminata diaria.

Los grandes pensadores de la historia solían hacerlo frecuentemente. Caminar aclara la mente, genera ideas, ayuda a resolver problemas y además es bueno para nuestra salud.

11. Escribe un diario.

Escribir es una manera cognitiva y emocional de procesar los acontecimientos de la vida. Nos ayuda a pensar de manera lógica y organizada. Escribe acerca de tus experiencias y sentimientos, de aquello por lo que estás agradecido y de cualquier otra cosa que se te venga a la mente. Solo escribe, puede ser un párrafo, una oración o un manuscrito. Lo importante es plasmar tus pensamientos por escrito. No te preocupes por buscar las palabras adecuadas o las correctas reglas de ortografía, más bien escribe con abandono, recuerda que estás escribiendo para ti y para Dios y que nadie más leerá tus pensamientos.

12. Ayuna 24 horas por lo menos una vez al mes.

Es una manera de fortalecer nuestro espíritu. Muchos hombres se preocupan por fortalecer el cuerpo, mientras descuidan el espíritu. Además de los beneficios espirituales, el ayuno es muy benéfico para la salud: normaliza los niveles de insulina y promueve la secreción de la hormona del crecimiento (multiplicación y regeneración celular).

13. Involúcrate en tu iglesia cada semana.

No seas de aquellos que asisten casualmente, sino participa de una manera significativa que te comprometa a asistir cada semana. Esta rutina te hará más disciplinado y te brindará la oportunidad de formar buenas amistades. La asistencia regular y constante en la iglesia mejora nuestra salud física y mental.

14. Planea tus fines de semana.

Muchos planeamos con detalle cada día laboral y por eso somos exitosos, pero cuando llega el fin de semana, lo dejamos al azar… pasan los días y regresamos al trabajo sintiendo que el tiempo se nos fue de las manos sin propósito alguno. Planea junto con tu esposa y tus hijos las actividades que desean hacer. Busca cosas que te gustan y te retroalimentan, luego, ponlas en el calendario, de esta manera disfrutarás tu tiempo al máximo.

15. Apaga las notificaciones del celular.

Una de las más grandes distracciones con que luchamos hoy en día es el teléfono. Se pierden literalmente horas al día en redes sociales y notificaciones de deportes o noticias que en realidad carecen de gran importancia (el equivalente a calorías vacías para el cerebro). Apagar las notificaciones es el primer paso para tomar control del teléfono sobre nuestra vida. Si no lo crees, activa la función que evalúa el consumo semanal de “tiempo en pantalla” y te sorprenderás de la manera en que te roba la existencia.

16. Inicia un nuevo hobby.

No basta reclamar el tiempo perdido en las redes sociales si no lo reivindicamos con algo productivo. Desarrolla un hobby, haz algo creativo o que te nutra, te recree y alimente tu gusto por la vida.

17. Invierte tu vida en los demás.

Esta es una de las actividades que traen más satisfacciones en la vida. Es triste ver cómo los jóvenes mormones dedican todo un año para las misiones en una secta desviada. Tal vez tú y yo no podemos abandonar nuestras ocupaciones por un año entero, pero sí podemos hacer algo una vez al mes. Apoyar unas cuantas horas en un albergue, un asilo de ancianos o alguna otra causa de ayuda social para compartir el amor de Dios con las personas más vulnerables.

Inscríbete a un viaje misionero. Para eso hemos creado el ministerio de misiones que ofrece viajes de un fin de semana o más días, en lo cuales conocerás nuevas culturas y tendrás la oportunidad de compartir tus habilidades y tu fe.

Sirve en algún ministerio en tu iglesia. El talento y la capacidad que Dios te ha dado, no son únicamente para hacer dinero, también están para bendecir el Reino de Dios. Va mucho más allá de una aportación económica, implica tiempo y amor por tu casa espiritual. Yo recomiendo ampliamente servir en la área de los niños, ya que nuestros niños varones necesitan el ejemplo de los hombres de Dios. A menudo vemos mujeres sirviendo en la casa de Dios y nuestros jovencitos carecen de un modelo a seguir, ¡sé tú ese modelo!

18. Planea una cita romántica con tu esposa una vez a la semana.

A los hombres Dios nos hizo cazadores, así fue como conquistaste a tu mujer. Tristemente, muchos dejan de conquistar el corazón de su mujer y terminan corriendo tras otras faldas, destruyendo su vida y la de su familia. Cada semana toma por lo menos una hora para ir al cine, tomar un café o salir a desayunar ustedes dos solos—¡sin hijos, sin celular, sin distracciones!— y disfruten de la compañía el uno del otro. Hablen de sus sueños, temores, ambiciones ¡y escúchala! Este no es tiempo de riñas ni reclamaciones, sino de mantener la comunicación y reforzar los lazos que los unen.

19. Ten una cita con tu familia cada semana.

Establece un tiempo para hacer algo juntos. Pueden ver una película, ir al parque, ir por una nieve, disfrutar un juego de mesa o tener juntos un hobby. Apaguen teléfonos y disfrútense los unos a los otros. Jamás lamentarás el tiempo que inviertas en tus hijos mientras están en casa.

20. Sé agradecido.

Hazte del hábito de expresar gratitud a cada persona que haga algo por ti, sea grande o pequeño. Dale las gracias a tu esposa por la comida, la ropa limpia y planchada, a tus hijos por recoger su habitación o tirar la basura, al mesero por atenderte, a tus compañeros de trabajo por su aportación. Busquemos intencionalmente oportunidades para ser agradecidos, esto producirá un nuevo nivel de gozo en nuestra vida.

 
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