OFRENDA AGRADABLE

 
 
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En el capítulo 4 de Génesis encontramos a Caín y Abel, dos hermanos que dieron una ofrenda a Dios. Hoy veremos cual fue la diferencia entre ambos.

Y aconteció que al transcurrir el tiempo, Caín trajo al Señor una ofrenda del fruto de la tierra. También Abel, por su parte, trajo de los primogénitos de sus ovejas y de la grosura de los mismos. Génesis 4:3-4

Una de las diferencias es que Caín ofreció granos y Abel animales pero esta no fue la razón por la que Dios rechazó a Caían. Verás, la gran diferencia fue que Abel no dio una simple ofrenda, no dio cualquier cosa, él dio lo primero (trajo de los primogénitos) y lo mejor, es por eso que fue visto con agrado delante de Dios.

Muchas veces somos como Caín. Queremos darle cualquier cosa a Dios o le damos lo que nos sobra y olvidamos que nuestro Dios no es limosnero ni pordiosero. Él no está ahí con la mano estirada esperando a ver que le damos. Olvidamos que, ¡Él es el Señor, reina sobre la tierra y es el Dueño de todo! Es importante que sepamos que no toda ofrenda agrada a Dios.

Tú y yo no podemos poner primero la renta, los recibos de los servicios, la despensa o la ropa, antes que a Dios. Si queremos demostrarle a Dios que verdaderamente es el más importante en nuestras vidas y que nuestra confianza y fe están puestas en Él, debemos honrarle dándole lo primero y lo mejor así como Abel.

Dios nos pide que le demos la décima parte de nuestras ganancias, es decir, el diezmo. Pero no solo debe ser la décima parte, debe ser la primera décima parte. ¿Entiendes la diferencia? Antes de pagar cualquier cosa, lo primero que debemos hacer al recibir nuestro sueldo o cheque es tomar ese 10% que le corresponde a Dios y entregárselo. Debemos dejar a un lado nuestras preocupaciones “¿Y si no me alcanza? ¿Y si no me rinde la quincena?”, caminar en fe y confiar plenamente en Dios.

Y el Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero a Caín y su ofrenda no miró con agrado. Y Caín se enojó mucho y su semblante se demudó. Entonces el Señor dijo a Caín: ¿Por qué estás enojado, y por qué se ha demudado tu semblante? Si haces bien, ¿no serás aceptado? Y si no haces bien, el pecado yace a la puerta y te codicia, pero tú debes dominarlo. Y Caín dijo a su hermano Abel: vayamos al campo. Y aconteció que cuando estaban en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató. Génesis 4:4-8

No dejemos que el espíritu de codicia que invadió a Caín domine nuestra vida. Algunas veces vemos que Dios bendice a nuestro prójimo, que si es fiel y diezmador, y nos enojamos. Sin embargo, eso no va a resolver nada al igual que la muerte de Abel a manos de Caín no resolvió su situación. Hoy quiero desafiarte a que seamos hombres que poner a Dios primero en todo lo que hacen y dan y veremos la bendición de Dios en nuestras vidas.

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