EDIFICANDO MI ALTAR

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Algo que caracterizaba la vida de Abraham en los capítulos 12 y 13 de Génesis, es que él construía altares al Señor. En cuatro ocasiones se nos habla de los altares construidos, los cuales mencionaremos en seguida: 1. Y el Señor se apareció a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Entonces él edificó allí un altar al Señor que se le había aparecido Génesis 12:7. 2. De allí se trasladó hacia el monte al oriente de Betel, y plantó su tienda, teniendo a Betel al occidente y Hai al oriente; y edificó allí un altar al Señor, e invocó el nombre del Señor Génesis 12:8. 3. Y anduvo en sus jornadas desde el Neguev hasta Betel, al lugar donde su tienda había estado al principio, entre Betel y Hai, al lugar del altar que antes había hecho allí; y allí Abram invocó el nombre del Señor. Génesis 13:3-4 4. Entonces Abram mudó su tienda, y vino y habitó en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí un altar al Señor Génesis 13:18

Como puedes ver, a cada lugar nuevo al que Abraham llegaba, edificaba un altar o si ya había estado en ese lugar antes, hacía un sacrificio en el altar que ya había levantado. ¿Qué simbolizan estos altares? Nos hablan de que así como Abraham, tú y yo debemos buscar pasar tiempo en la Presencia de Dios, de hacer a Dios el centro de nuestra vida y que en medio de nuestras muchas actividades apartemos tiempo para Él. Abraham era un hombre sumamente rico, puedes leer en los capítulos 12 y 13 que tenía mucho ganado, empresas y mucho trabajo, pero nada de eso era impedimento para que él constantemente hiciera un espacio para buscar a Dios.

La Biblia nos explica que los altares eran construidos con un montón de piedras, no se exigía que fueran piedras labradas sino piedras normales, es decir que no era algo especial que solo podían hacer aquellos que sabían labrar piedras. Esto significa que todo hombre debe edificar un altar en su vida, no necesitamos un título de Pastor, predicador o profeta para hacerlo. Cualquier hombre que ama a Dios y anhela su Presencia debe hacerlo. Ahora, construir un altar tomaba tiempo pues se tenía que buscar y juntar las piedras para edificarlo, esto nos habla de que tú y yo tenemos que hacer tiempo, apartar el tiempo, hacer que suceda ese momento para estar con Dios.

Edificar un altar tomaba tiempo (ir por las piedras) y esfuerzo (cargar las enormes piedras y llevarlas al lugar) pero era esencial para la vida de Abraham, no importando el lugar donde estuviera o se mudara o todas las ocupaciones que tenía por hacer. No importa en qué trabajo estás, a qué ciudad te mudes o que cambies de profesión, ni las mil y un ocupaciones que hoy en día podemos tener; apartar tiempo para buscar a Dios debe ser constante y permanente en nuestras vidas sin importar las circunstancias.

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