Creados para bendecir

En este capítulo 47 podemos ver que Dios no solo bendice a José, a través de él también bendice al faraón de Egipto. Faraón no era un hombre que caminaba con Dios, pero José era un hombre que honraba a Dios y escuchaba su voz y por medio de él, fue prosperado.

Amigo, tú y yo debemos ser de bendición en el lugar en el que Dios nos ha puesto, que la empresa o lugar donde trabajamos y la persona para la que trabajamos puedan ver que la mano de Dios sobre nuestra vida, trae bendición a ellos también.

Cuando empezó la escasez, José le vendió a la población el grano que él había ordenado almacenar y el dinero que obtenía lo depositaba en la tesorería del faraón, él no se quedó con nada. José era un hombre íntegro en su trabajo y este es el segundo principio que quiero dejarte hoy. Seamos hombres íntegros en nuestro trabajo.

Más adelante, José adquiere el dinero, animales y terrenos de la gente a cambio de alimentos, y de esta manera toda la tierra pasa a ser posesión del faraón. Nuevamente vemos a José siendo de bendición para la ‘empresa’ y el hombre para el que trabaja.

José logró no solo sobrevivir en el tiempo de escasez, él se enriqueció durante este tiempo ya que supo ahorrar y almacenar alimentos. Hombre, seamos sabios y aprendamos a ahorrar. No gastes todo lo que ganas, da a Dios tu diezmo y te animo a ahorrar el 10% para un ahorro en caso de emergencia o crisis, para que en este tiempo seas próspero.

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