CORAZÓN ORGULLOSO

 
 
 
 
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Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra. Génesis 9:1

Estas fueron las instrucciones que Dios le dio a Noé y su familia. El plan de Dios era que no se quedaran todos en el mismo lugar sino que se dispersaran y llenaran toda la tierra. Aunque acababa de haber una gran destrucción por el diluvio, la rebelión del hombre se hace presente nuevamente en el capítulo 11.

Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra. Génesis 11:3-4

El orgullo siempre ha sido la raíz de pecado en la vida del hombre. Fue esta raíz en Satanás, quién quiso tomar el lugar de Dios y esta misma raíz en los hombres, quienes querían hacer todo lo contrario a lo que Dios les había pedido (dispersarse). Querían establecerse en un solo lugar y hacerse famosos para que todos los reconocieran.

Como hombres, debemos ser cuidadosos y no permitir que el orgullo entre en nuestro corazón y nos seduzca a querer ir en contra la voluntad de Dios. Aunque muchas veces el hombre suele pensar que es muy inteligente y que puede más que Dios, Dios siempre logra sus propósitos y un claro ejemplo de esto es en el versículo 8 donde Dios los dispersó y dejaron de edificar la ciudad.

Debemos entender que Dios siempre logra su voluntad, con o sin nosotros. Es mejor colaborar con Él, caminar en su voluntad y con su bendición para realizar aquello que Él nos encomienda, tal y como se nos pide. ¿Amigo, estás dejando que el orgullo entre en tu corazón?

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