SEÑAL DEL PACTO

 
 
 
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En este capítulo 17 Dios establece un pacto con Abram y cambia su nombre por Abraham. Dios hará a Abraham padre de multitudes y él y sus generaciones deberán guardar ese pacto. Como señal para confirmar el pacto, Dios le pide a Abraham que todo hombre de su descendencia debe ser circuncidado a la edad de 8 días, incluyendo a los siervos nacidos en su casa o que sean comprados con dinero a cualquier extranjero, que no sea de su descendencia. Quien no cumpliera con el pacto sería quitada de su pueblo.

¿Te imaginas el dolor el que Abraham, su hijo y todos su siervos tuvieron que experimentar? En esos tiempos no había anestesia ni los instrumentos adecuados para el procedimiento y se dice que al tercer día alcanzaban el punto máximo de dolor. Dios estaba pidiendo mucho de Abraham, pero iba directo a su corazón, directo al corazón del hombre. Eran los hombres quienes se circuncidaban y no las mujeres porque Dios quiere sellar su identidad en nosotros como hombres. Hoy en día no hay que circuncidarse (¡gracias a Dios!), es decir, ya no se trata de un procedimiento físico sino del corazón. Dios quiere que removamos de nuestro corazón el amor por las cosas del mundo que ocupan el lugar de Dios.

Cuando Dios le pidió a Abraham que se circuncidaran, él obedeció (Génesis 22-27). Dios quiere que cortemos con el pecado en nuestras vidas, en la de nuestros hijos e incluso amigos y compañeros con los que convivimos día a día. La circuncisión era un procedimiento donde el hombre se desnudaba y exponía lo más íntimo de él. Dios quiere circuncidar nuestros corazones y que nos expongamos ante Él, que le confesemos nuestros más íntimos secretos y pensamientos con y pedirle que remueva de nuestras vidas aquello que no le agrada. Dios pedía que la circuncisión se hiciera a la edad de 8 días, los doctores dicen que a esa edad el procedimiento era muy sencillo de realizar ya que casi no había sangrado y el dolor era mínimo, pero una vez pasados los 8 días era más complicado. Esto nos habla de que cuando el Espíritu Santo nos indica que hay alguna área en nuestro corazón que necesitamos rendir a Dios, hay que hacerlo inmediatamente, de esta manera será más fácil acabar con el pecado y no dejar que siga creciendo y arriesgándose en nuestro corazón.

 
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